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¿Quién tiene la culpa del Estigma de la Obesidad?

Actualizado: 29 may 2022



Es hora de que la comunidad médica admita errores y deje de culpar a los pacientes por la obesidad

Todo este artículo se dá a raiz de algunos artículos y videos que vengo viendo últimamente con opiniones muy distintas, si bien, hay que respetar toda la diversidad de opiniones, no está mal también aclarar aspectos desde este lugar.


Una muy amena charla constructiva sobre este tema tuve con Gimena Rodriguez Amante (@gimena_ketoargentina, podés ver su instagram haciendo clic aquí), ella al también haber sufrido obesidad en carne propia, tiene un claro panorama del tema, aprovecho a incluirla aquí para que sigan su interesantisimo recorrido en las redes sociales.

Comenzamos:

La obesidad es un tema tan cargado de emociones en gran parte porque se mezcla con la fuerza de voluntad y el carácter de una persona. Esto lo hace diferente de casi todas las demás enfermedades debido a la acusación tácita de que te lo hiciste vos mismo.

Muchos médicos se involucran inconscientemente en la vergüenza de las grasas porque creen que señalar las muchas formas en que una persona podría haberlo hecho mejor les da a los pacientes una motivación adicional para perder peso.


Como si la sociedad y el mundo entero no se lo recordara todos los días.


Me refiero a médicos e investigadores que insisten constantemente (¡si, todavía en 2021!) en que “una caloría es una caloría” o “todo se trata de calorías” o “come menos, movete más”. Lo que realmente implican con esta retórica es que "todo es culpa tuya". En lugar de tratar la enfermedad de la obesidad con compasión y comprensión, esta mentalidad que infunde vergüenza personal.


Estoy aquí para argumentar que las calorías que entran vs las calorías que salen es un bolsa enorme de mentiras que nos alimentan los intereses corporativos.


La obesidad se ha llegado a entender como un desequilibrio fundamental de energía y calorías. Este es un error crucial.


Si desarrollás cáncer de mama, -por ejemplo- nadie cree en secreto que deberías haber hecho más para prevenirlo. Nadie te dice condescendientemente que "sigas con el programa". Si tenés un ataque cardíaco, no enfrentas acusaciones. Sin embargo, la obesidad se ha convertido en una enfermedad singularmente única en su asociación con la vergüenza.


Digamos las cosas cómo son, te dan a entender que si pudieras dejar de comer y dejar de ser vago, holgazán, perezoso, también te vas a parecer a Brad Pitt. Pero esto no es así. no es verdad.


Esto desvía la culpa de la epidemia de obesidad de los consejos dietéticos ineficaces que se han vendido durante décadas.


La obesidad se ha llegado a entender como un desequilibrio fundamental de energía y calorías. Este es un error crucial. Como lo explico en nuestro libro "El Método Arian" , a esta obsesión por las calorías hay que darle un punto final. Señoras y señores, estoy aquí para decirles:

NO NECESITAN CONTAR CALORÍAS.


Hasta la década de 1970, había poca obesidad y las personas prácticamente no tenían idea de cuántas calorías comían o quemaban. Sin embargo, sin esfuerzo, la gente de todo el mundo vivió sin obesidad.


Si la mayoría de las personas pudieron evitar la obesidad sin contar las calorías, ¿cómo fue que contar las calorías se volvió tan fundamental para la estabilidad del peso desde 1980?

Hay dos cambios principales en la dieta desde la década de 1970. Primero, se nos recomendó reducir la cantidad de grasa en nuestra dieta y aumentar la cantidad de carbohidratos. El impulso para comer más pan blanco y pasta resultó no ser particularmente adelgazante.


Pero también hay otro problema que pasó desapercibido: el aumento de la frecuencia de las comidas.

En la década de 1970, la gente normalmente comía tres veces al día: desayuno, almuerzo y cena.

En 2004, la cantidad de comidas que se consumían al día se había acercado a seis por día, casi el doble. Ahora, comer snacks no era solo un capricho, se fomentaba como un comportamiento saludable. Saltarse comidas estaba muy mal visto.


Las advertencias contra saltarse las comidas fueron especialmente fuertes. Los médicos y nutricionistas les dijeron a los pacientes que nunca jamás de los jamases, se salten una comida.


Sin embargo, desde un punto de vista fisiológico y explicándolo muy muy simple, si vos no comes, tu cuerpo va a quemar algo de grasa corporal para obtener la energía que necesita. Eso es todo lo que pasa. Es el propósito principal de que el cuerpo transporte grasa en primer lugar. Almacenamos grasa para poder usarla. Si no comemos, nuestros cuerpos utilizan la grasa corporal.

A medida que las personas aumentaron de peso, las alarmas para que las personas comieran con más frecuencia se hicieron más fuertes. Los médicos dirían que bajemos la cantidad de calorías y comamos constantemente.


Las personas con obesidad son víctimas de malos consejos para comer con más frecuencia y reducir la grasa en la dieta en un esfuerzo desesperado por reducir la ingesta calórica.


Pero el consejo no funcionó.

O el consejo dietético para bajar de peso fue malo, o el consejo fue bueno, pero la persona no lo estaba siguiendo. Yo creo que lo primero es correcto.


Sus problemas de peso son un síntoma de la falta de comprensión de la enfermedad de la obesidad. No creo que tengan poca fuerza de voluntad o un carácter débil. Muchos médicos e investigadores creen en la última conclusión. Creen que el problema son los pacientes. Pero esa conclusión sugiere que la epidemia de obesidad es el resultado de una pérdida simultánea colectiva mundial de fuerza de voluntad y carácter. ¿Fue esta crisis de obesidad en realidad una crisis de fuerza de voluntad débil?


En Argentina, la media de sobrepeso de los adultos promedio es de más del 60%. Donde 6 de cada 10 personas adultas sufre algún grado de sobrepeso. Ahora reflexionemos por un segundo. Hagamos la suposición de que un maestro tiene una clase de 100 estudiantes. Si un estudiante falla, seguramente sea culpa del estudiante. Quizás no estudió. Pero si 60 estudiantes están haciendo todo mal, ¿no es más probable que sea culpa del maestro?.

En la medicina de la obesidad, el problema nunca estuvo en el paciente. El problema fue el asesoramiento dietético incorrecto que se les dio a los pacientes.

Es por eso que la obesidad no es solo una enfermedad con graves consecuencias para la salud, sino una enfermedad que conlleva mucha vergüenza. La gente se culpa a sí misma porque todo el mundo les dice que es culpa suya. Las autoridades nutricionales lanzan el eufemismo "responsabilidad personal". Pero no lo es.


El problema real es una suposición subyacente de que la obesidad se trata de calorías ingeridas versus calorías quemadas. La conclusión natural de esta línea de pensamiento es que si sos obeso, "es tu culpa" y "te dejas llevar por la ansiedad". O no pudiste controlar tu alimentación o no hiciste suficiente ejercicio. Pero la obesidad no es un trastorno de demasiadas calorías.


Sostengo que es un desequilibrio hormonal de la hiperinsulinemia. Aclaremos, reducir las calorías cuando el problema es la insulina NO VA A FUNCIONAR.

Las personas con problemas de peso no solo sufren todos los problemas de salud física (diabetes tipo 2, problemas en las articulaciones, etc.), sino que también se sienten avergonzadas por ello. Es hora de que la comunidad médica admita sus errores y deje de jugar al juego de culpar al paciente.

 

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Lic. Antonella Di Benedetto Lombardo

Licenciada en Nutrición especialista en Sobrepeso y Obesidad.

Directora y Co-Autora y Co-Fundadora del Método ARIAN

M.N. 6838

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